-¡SILENCIO!- Gritaba ella, mientras mis argumentos no paraban de atormentarla. No quería oír algo de lo que no estaba orgullosa, algo que nunca más iba a poder olvidar y que no la dejaría dormir por las noches nunca jamás, de repente no aguantó más la presión, me golpeo y me tumbó. Agarró un pedazo de cuerda, me lo ató a las manos y las piernas, me sentó en una silla, y me tapó la boca. Sostenía una especie de cuchillo en sus manos, no paraba de dar vueltas repitiendo una y otra vez “silencio”, de repente se echó a llorar, probablemente la situación la pudo. Poco después se marchó de la habitación.
Horas más tarde regresó, esta vez no quería hacerme daño sino liberarme, no sé por qué lo hizo, quizás el silencio de aquella habitación la había hecho recapacitar y cambiar de decisión.
/Jesús\
#alejoveraimagenysonido
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